El espejo del odio
Descripción de la publicación.
8/22/20251 min read


El odio a veces es un espejo roto donde alguien se niega a mirarse
Hay personas, créeme, que odian a otros con una saña casi artesanal.
Como si tallaran su rencor a mano, cuidando cada filo, para no tener que mirarse en el espejo y descubrir el verdadero enemigo: ellos mismos.
Porque es más fácil proyectar la sombra sobre otro que entrar en la propia oscuridad.
Más sencillo apuntar el dedo que sostener la mirada frente a la herida que nunca cerró.
El odio, a veces, es un disfraz que protege al ego, una armadura para no sentir la fragilidad que duele más que cualquier ofensa ajena.
Lo triste es que en ese juego de culpas se les va la vida.
Vacía.
Sin amor.
Como una casa donde las ventanas llevan años cerradas y el aire se ha vuelto irrespirable.
Y no lo saben… o no quieren saberlo.
Porque reconocerlo significaría desmontar cada mentira con la que se han sostenido.
¿Y si el verdadero coraje no estuviera en atacar, sino en perdonarse?
¿Y si el primer acto de amor fuera abrirse un poco de espacio en el propio corazón para que deje de ser un campo de batalla?
Al final, quien odia para no odiarse solo consigue quedarse sin nadie que amar, empezando por sí mismo.